jueves, 1 de abril de 2010

Reflexiones Sobre Domingo De Ramos

La entrada de Jesús en Jerusalén, siendo aclamado por el pueblo judío como rey y Mesías para ser crucificado tiempo después, es una parábola perfecta para una de las actitudes más comunes que tenemos en nuestra vida diaria. Los judíos, al no ver en Jesús al rey guerrero que esperaban como Mesías, al ver que la restauración del Reino de Israel terrenal no se iba a realizar, no supieron o no quisieron ver la realidad del Mesías espiritual y el Reino de Dios dentro de nosotros mismos.
Cuantas veces hemos recibido algo como una bendición y al comprobar tiempo después que no cubría las expectativas que esperábamos lo despreciamos como si no tuviera ningún valor, cuando en realidad el valor del mismo no era el que esperábamos pero no por eso menos valioso, de hecho, quizá incluso como Cristo, más valioso aún.

Bendiciones en la Luz de Cristo y Sofía

Senko

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